En esta entrega, el autor revisa los años más dramáticos de la historia reciente del Uruguay a través de la visión silenciosa de uno de los personajes que debieron sufrir la tragedia del conflicto social desde la posición de los privilegiados. Sin embargo, aunque las tensiones históricas conforman el marco concreto y visible de esta historia, la exploración fundamental radica en las experiencias del individuo y sus emociones más básicas las que, paradójicamente, trascienden lo concreto en cuanto condición humana. Por lo menos que Dios exista y sea bueno no es una nouvelle ni un cuento largo. Su autor la ha definido como micronovela, porque su presentación privilegia la exploración del individuo por sobre la naturaleza del relato en un espacio mínimo. Como en la vida real, esta narración se centra en una historia que sobrevive por sí sola, aunque, al igual que una historia que escuchamos, forma parte de una historia mayor: la nuestra, la de muchos otros.
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